El doctor enseguida se da cuenta que la nueva enfermera alemana quiere probar la jeringa de carne. Solo con mirar que bajo el guardapolvo lleva medias altas hace saber que la señorita quiere ver que tan gruesa es la del médico, y tomó la iniciativa llevando a la morocha a una mamada en la que pasa a soportar de parada los pijazos que la hacen gozar, quedando tan contenta que lo deja acabar en las tetas.